PRESENTACIÓN

Por: Claudia Lucia Castillo Giraldo

Geografa - Investigadora


P R E S E N T A C I Ó N

La Reducción del Riesgo de Desastre ha sido una de las inquietudes tanto del gobierno y sociedad civil colombiana como de la comunidad internacional. Paulatinamente, se ha ido perfilando como un elemento consustancial al desarrollo sostenible y ha pasado a tener una importancia mayor en la agenda del desarrollo regional. En los últimos diez años se ha incrementado el número de instrumentos de política como la ley 46 de 1988 (creación del SNPAD), Ley 99 de 1993 (creación del Ministerio del Medio Ambiente), ley 60 (transferencia de recursos de la nación a las entidades territoriales) y Ley 388 de 1997 (Desarrollo Territorial), Decreto 93 de 1998 (Plan Nacional para la Prevención y Atención de Desastres), además de estrategias, programas regionales y nacionales y mecanismos institucionales para la reducción de desastres, ampliando el número de actores vinculados al tema.

Sin embargo, los factores sociales que inciden en el incremento del riesgo de desastre, han sido escasamente explorados en el país, pero aun así, los aportes que se han generado desde este ámbito¹, consideran los riesgos no solo como fenómenos puramente naturales y aleatorios, sino como parte de las relaciones entre la sociedad y la naturaleza, iniciando la toma de conciencia por parte de las autoridades y organismos encargados sobre la importancia de su consideración e investigación.




¹ Los aportes realizados en este aspecto se han generado desde los años 60´s con los trabajos de Gilbert White que estuvieron enfocados en los problemas de control de las inundaciones en Estados Unidos, extendiéndose sus trabajos a los países menos desarrollados y contribuyendo con ellos a un estudio social de los desastres, como campo de investigación (White, 1945; 1971; White ed., 1974; White et al, 1975). En 1983 se publicó Interpretations of Calamity, editada por Kenneth Hewitt, donde se presentó en forma sistemática una crítica radical y global a la concepción fiscalista de los desastres y su gestión. Esta obra es decisiva para ubicar la vulnerabilidad no solo como característica de diferentes amenazas, sino sobre todo de los procesos económicos, políticos y sociales. Otros académicos que han tenido un impacto importante en el estudio del riesgo son Robert Kates (1971; 1978), Philip O´Keefe y Ben Wisner (Wisner, Westgate y O´Keefe, 1977; ibíd., 1976; Wisner, 1975; 1976; 1979; 1982). Quien ha abierto el camino para que la temática del riesgo sea integralmente abordada es el trabajo que viene realizando Allan Lavell desde los 80s, identificando varios ejes centrales para abordar el análisis del riesgo desde una perspectiva social (1991; 1993). Siguiendo en el plano regional, Pascal Girot ha realizado recientemente artículos sobre Riesgo y Vulnerabilidad Ambiental, relacionados con el impacto del Huracán Mitch en América Central (Girot, 1999a, 1999b). Por otro lado el colombiano Gustavo Wilches-Chaux con su articulo Vulnerabilidad global, ha ampliando aun mas la perspectiva para entender la dinámica de la vulnerabilidad, permitiendo una flexibilidad en cuanto a la importancia de cada variable que depende de las condiciones particulares tanto la de los territorios como de los mismos pobladores.


En este contexto, el proyecto expuesto plantea un análisis desde la Geografía, en torno a la problemática de los riesgos y de los desastres desde una perspectiva integral, incorporando el concepto de espacio y la percepción del mismo, como construcciones sociales, base fundamental para comprender la complejidad de los riesgos al incluir elementos tanto naturales como sociales, históricos, culturales, políticos y económicos en su análisis. En Colombia, el 70% de la población habita la zona andina y el 20% está sometida al riesgo por amenaza volcánica (Duque, 1998). No obstante las erupciones volcánicas aparentemente pueden ser mas naturales que sociales, pero incluso, hasta este tipo de amenazas manifiestan una fuerte configuración social. (Davis, 1992). Y aunque esta tiene un origen natural, la acción del hombre influye, en la forma en que construye su espacio. Es necesario remarcar con ello, que no hay riesgos, ni desastres naturales, los riesgos y los desastres son, en esencia, una construcción social, el resultado de un proceso de ocupación y de producción en el desarrollo humano, vinculado a la naturaleza, por tanto resulta insuficiente el abordaje que plantea: "Es la propia naturaleza de un evento la que nos lleva a una situación desastrosa" (Herzer, 1998).

miércoles, 18 de mayo de 2011

El Riesgo como construcción Social



En los últimos quince años se ha desarrollado un debate sobre el riesgo y su importancia en la vida social. Tanto es así, que puede hablarse ya del riesgo como una construcción social³. Un tema que, desde una perspectiva innovadora, está realizando aportes teóricos y empíricos notables para entender las sociedades post-industriales.

Otras áreas de las ciencias sociales han demostrado también un creciente interés por la problemática del riesgo y, especialmente, por el carácter socialmente construido de la propia noción o idea de riesgo: “no como un concepto neutral y fácilmente medible, sino como un concepto sociocultural cargado de significado." (Lupton, 1993: 427).

Esta visión plantea que los riesgos no pueden ser vistos fuera del contexto social donde se desencadenan, es así que los desastres son interpretados como resultado de procesos sociales, que originan condiciones inseguras y que se evidencian dramáticamente ante la ocurrencia de un evento natural o tecnológico de cierta intensidad. Los diferentes grupos sociales elaboran concepciones sobre la gravedad y aceptabilidad de distintas situaciones de riesgo, así como sobre las respuestas adecuadas para atenderlas, estas concepciones dependen de factores económicos, políticos y culturales y no tanto del cálculo de probabilidades. Los riesgos aparecen como resultado de procesos socioculturales que sirven a ciertas funciones sociales y políticas. Se estudian cuestiones como su origen y consecuencias sociales, su uso simbólico, la forma en que se adjudican culpas y responsabilidades, el papel de los expertos y del conocimiento en su gestión, su reparto desigual, los conflictos asociados, o su relación con los procesos de modernización y globalización. Con ello se quiere enfatizar la naturaleza social del problema y resaltar que la construcción del riesgo es un proceso social e histórico.

Desde esta perspectiva se puede entender que la construcción social del riesgo articula los aspectos históricos, culturales, psicológicos, sociales y políticos de la conformación del riesgo, además permite conocer la forma en que las personas y los grupos conceptualizan, experimentan y responden socialmente ante los riesgos y analiza la influencia de los factores de género, edad, etnicidad, o clase social ante diversas situaciones de riesgo.

Entre las nociones fundamentales que se discutieron en el marco de los trabajos de la Red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres en América Latina, se incluyen la construcción social del riesgo, la expresión territorial del riesgo y la diversidad de escalas de daño experimentadas, los distintos imaginarios manejados por los actores sociales en el mismo escenario de riesgo, y la gestión del riesgo como enfoque para la intervención. Una noción fundamental que emerge de este debate es que el riesgo se expresa con mayor precisión en unidades territoriales y sociales pequeñas, donde la vulnerabilidad y la amenaza se manifiestan de forma muy diferenciada, social y territorialmente y pueden captarse en su verdadera esencia en espacios más bien locales, aún cuando sus orígenes o causas se encuentran en territorios o grupos de la sociedad más amplios.



La incorporación del concepto de riesgo como una construcción social en este estudio y en particular sobre la población expuesta a amenaza volcánica, parte de el valor del espacio geográfico y el ambiente, valor que se genera en los procesos históricos de ocupación del territorio también consolidados por la cultura de la población expuesta y que son determinantes en la generación del riesgo, pues es a partir de estos valores que se le asigna al territorio una connotación particular donde se elaboran formas propias de representación y de percepción de ese espacio. Esta valoración es tenida en cuenta como principal componente para determinar el riesgo como una condición socialmente construida, sin dejar de lado, los procesos, sociopolíticos, económicos e institucionales en el análisis del riesgo. Por esta razón, en este estudio, se pretende profundizar, también, en el conocimiento acerca de la percepción individual y colectiva del riesgo e investigar las características culturales, de desarrollo y de organización de las sociedades. Estos factores son importantes en la comprensión de la construcción y organización espacial de la comunidad expuesta a amenaza volcánica, pues es un punto importante para explicar por que y quienes ocupan zonas de alta susceptibilidad, esta constituye una herramienta de fundamental importancia para poder encontrar medios eficientes y efectivos que logren la reducción del riesgo y el impacto del desastre.